Historia
Antonio Ruiz abandera con sapiencia y maestría una cocina de esmerada factura y presentación. Su pasión por los fogones, bien alimentada desde niño por su entorno familiar, se manifiesta en sorprendentes creaciones capaces de aunar modernidad y tradición con refinado acierto. Arte culinario forjado a fuego lento al calor de los más distinguidos templos gastronómicos del Madrid de los años 60, como el Hotel Palace y Jockey, y de la costa mediterránea, donde aprendió a cocinar y dominar como pocos las diferentes técnicas y variedades del arroz. Su posterior paso por Nueva York no hizo sino acrecentar en él su pasión por este esencial aliado de la buena mesa convirtiéndole en todo un maestro arrocero, una de sus reconocidas habilidades junto con los pescados y los guisos de carnes de caza.
Pionero en la creación de las ahora indispensables jornadas gastronómicas, organizadas por primera vez en Madrid en 1982, Antonio mantiene viva su esencia gastronómica tanto o más que sus ganas por descubrir nuevas creaciones de la mano de ese nuevo y maravilloso mundo de sabores, texturas y olores que hoy dan color y sabor a la cocina mundial.
De regreso a Santander, Antonio decidió poner la vista en las playas del Sardinero y las aguas del mar Cantábrico, a cuyo arrullo hoy sigue dando rienda suelta a su enorme creatividad para ofrecernos platos que merecen la pena paladear con auténtico sosiego y deleite.